Nuevo Laredo, Tamaulipas, 7 de junio .— En el entramado de corrupción y complicidades que asfixia a Nuevo Laredo, Marla Montantes González y Gonzalo Hernández emergen como figuras centrales. Impuestos por el extinto Sergio Carmona como parte del pago al financiamiento de la campaña de Carmen Lilia Canturosas en 2021, Montantes y González controlan el Municipio.
Marla Montantes González, una expriista originaria de Ciudad Victoria, es la titular de la Secretaría municipal de Administración, y quien operó en 2021 como representante de Morena ante el IETAM en la campaña de Carmen Lilia Canturosas, ingresó la tarde del viernes, 7 de junio, a las instalaciones del Consejo Municipal del Instituto Electoral de Tamaulipas en esta frontera.
La funcionaria municipal, se negó en forma prepotente a que se le revisara un bolso de gran tamaño, que traía consigo, además de su bolsa personal, así como una carpeta verde con documentos. Su ingreso al IETAM fue en horas de oficina, y su presencia es para intimidar a las personas que están haciendo el reconteo de votos. Los elementos de la Policía Estatal, la dejaron entrar, sin pedirle acreditación o alguna identificación.
Dada su implicación con grupos delictivos, la victorense representa un riesgo para un equitativo reconteo de votos, que se realiza en el IETAM de Nuevo Laredo para definir a la ganadora de las elecciones a la alcaldía.
Montantes González, oriunda de Ciudad Victoria, fue designada secretaria municipal de Administración en junio de 2022. Desde entonces, su influencia ha crecido exponencialmente, manifestándose en acciones como la adquisición de un lujoso vehículo y la emisión de órdenes para que se le abra la puerta al llegar a la Presidencia Municipal.
Gonzalo Hernández, su mentor y actual secretario de la Oficina de la Presidencia Municipal, es considerado el verdadero poder detrás del trono, controlando el acceso a la alcaldesa y ejerciendo una influencia determinante en las decisiones municipales.
La colusión entre Montantes y González refleja el control ejercido en Nuevo Laredo, donde intereses criminales y políticos se entrelazan para mantener un sistema corrupto que socava la democracia y el progreso en la ciudad.
En un contexto donde la sombra de la corrupción se cierne sobre cada rincón, la ciudadanía enfrenta el desafío de luchar por un cambio real que rompa los lazos de complicidad y devuelva la libertad y la justicia a Nuevo Laredo.